Mi nueva compañera de piso, que es húngara, me ha regalado para mi cumpleaños uno de los mejores regalos que me han hecho nunca: una especie de pergamino con poemas de uno de los mejores poetas húngaros de la historia y reconocido internacionalmente. Attila Jozsef, que nación el mismo día que yo -o viceversa para ser más justos-, el 11 de abril, Día de la Poesía en Hungría.
Aquí algunos de sus versos, quizá el más famoso y que le costó algunos problemas.
"No tengo Dios, no tengo rey, mi madre nunca usó anillo, no tengo choza ni lugar donde morir, no doy besos, no tengo amante. Durante tres días mastiqué mi pulgar por falta de un mendrugo de pan. Si el demonio compra mi corazón, robaré y mataré inocentemente".
Por este poema, no terminó sus estudios de literatura francesa y húngara, y termió yéndose a París.
De origen humilde, espíritu rebelde y miembro del partido comunista, recibe el calificativo de poeta proletario.
Nacido en Budapest el 11 de abril de 1905, tuvo una vida desgraciada: su padre lo abandonó cuando era muy pequeño y su madre murió siendo muy joven. Sufrió varias depresiones en su vida. Y, según se cuenta, aunque algunos no están de acuerdo, terminó suiciándose al arrojarse a un tren en marcha cuando tenía sólo 32 años.
