7.3.11

Fuerte represión en la manifestación del 6 de marzo en Tánger, Marruecos


El Movimiento de los Jóvenes del 20 de Febrero de Tánger y la Coordinadora de Apoyo al Movimiento convocaron ayer, 6 de marzo, una nueva manifestación para reivindicar mayores derechos y libertades políticas y sociales en Marruecos, después de las concentraciones del pasado 20 de febrero en la que se registraron serios incidentes al final de las mismas. Las protestas, que se llevaron a cabo en 59 ciudades del Reino de Marruecos, reclamaban una nueva Constitución y un recorte de los privilegios del rey Mohamed VI. Ya se ha convocado una nueva manifestación para el próximo domingo 13 de marzo.

Dado que el rey hizo caso omiso a las concentraciones, los manifestantes se congregaron ayer en distintos barrios de Tánger. Hasta mi correo han llegado dos comunicados en los que los asistentes y simpatizantes denuncian  "la fuerte represión policial" sufrida. En la web Tanjanews hay numerosas fotos y textos en árabe: http://www.tanja24.com/news960.html



No entiendo porqué se informa tan poco, o nada, de esto en España. El País publicó el sábado una información en la que dice que se va a crear un órgano para defender los derechos humanos, lo cual está fenomenal, pero no se puede olvidar lo demás que está pasando.
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La  sección del Movimiento de los Jóvenes del 20 de Febrero de Tánger, junto con la Coordinadora de apoyo al Movimiento (formado por miembros de la sociedad civil, partidos políticos, sindicatos, y organizaciones varias) convocó para la tarde del domingo 6 de marzo una nueva concentración en el barrio tangerino de Beni Makada.

El objetivo era seguir reivindicando mejoras en el ámbito social y político (cambio a una monarquía constitucional, lucha contra la corrupción, etc.) así como en las libertades individuales.

Muchos de los convocantes recibieron cartas disuasorias por parte de las autoridades locales con anterioridad. De la misma manera, se incrementó de manera desproporcionada la presencia policial y militar en los lugares previstos (Plaza de Naciones y Plaza de Beni Makada, en frente del Cinema Tarek) y al entrar los primeros manifestantes (alrededor de unos mil); fueron rodeados por los antidisturbios y policías, muchos de ellos de paisano. Al pasar los primeros minutos, empezaron a golpear a los participantes indiscriminadamente (incluyendo a mujeres mayores y niños) con porras, cortando y vallando los accesos a la plaza para impedir su huida y facilitar su detención.

Organizados en grupos, y frente a la represión, salieron más de 10.000 personas en el mismo barrio, además de varios centenares en el barrio de Ben Dibane. Los enfrentamientos duraron hasta las 20h. Hasta ahora, la manifestación se salda con numerosos heridos y detenidos. Otra manifestación está prevista para el próximo domingo 13 de marzo.



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En el segundo comunicado hablan del  porqué de su existencia y de sus reivindicaciones:

El Movimiento de los Jóvenes del 20 de Febrero en Marruecos nace en el contexto de las revoluciones tunecina y egipcia, en un afán de conseguir cambios estructurales en el país, que si bien suele ser considerado como una excepción en el mundo árabe, también cuenta con el descontento de la población, debido a las condiciones socioeconómicas del Reino, que le ubican en el número 114 del IDH sobre 169 países (en cambio Túnez ocupa el puesto 81 y Egipto el 101).


Las manifestaciones del 20 de Febrero que se celebraron en 59 ciudades del país (según declaraciones del Ministro del Interior marroquí) movilizaron a 277.500 personas, según los coordinadores del Movimiento. En la ciudad de Tánger, a pesar de haber transcurrido la manifestación pacíficamente, y una vez disuelta, hubo que lamentar numerosos destrozos a bienes particulares (coches, negocios, bancos, hoteles…) provocados por grupos de jóvenes.


A raíz de esos altercados, la sección de Tánger del Movimiento de los Jóvenes del 20 de Febrero, respaldada por la Coordinadora de Apoyo a dicho movimiento, se reunió para analizar la situación y denunciar, según ellos, “la implicación de los servicios de seguridad de manera evidente” (debido a la pasividad de las fuerzas policiales ante los incidentes, así como a la profesionalidad con la que se realizaron los actos vandálicos); y también para exigir la apertura de una investigación independiente relativa a lo sucedido. 

Entre sus reivindicaciones principales, se encuentran:

- la lucha contra la corrupción
- el cambio a una monarquía parlamentaria
- la disolución parlamento
- una reforma constitucional
- la lucha contra el aumento de los precios de los alimentos


Al cabo de una semana, el 27 de febrero, el Movimiento convocó una concentración en el barrio de Beni Makada, al igual que en otras ciudades del país (Casablanca, Rabat…) que finalmente se anuló debido a presiones por partes de las autoridades locales. Tras varias reuniones y ante la tensión provocada por la prohibición de cualquier concentración desde la autoridad nacional, se decidió aplazar el llamamiento hasta el siguiente domingo 6 de marzo.


Se convocó la manifestación para las 16h en la plaza de Beni Makada, barrio popular de Tánger. A lo largo de los días previos, se implementaron una serie de medidas de intimidación, en el marco de una estrategia policial de disuasión, como el envío de cartas a los convocantes (tanto a su domicilio como a sus lugares de trabajo) avisándolos del carácter ilegal del acontecimiento por no haber sido autorizado expresamente; se efectuaron detenciones preventivas; y se incrementó considerablemente la presencia policial y militar en la ciudad (concentrada en la Plaza de Naciones y en el barrio de Beni Makada).


Aún así, el domingo 6 de marzo, un millar de personas se presentó en frente del Cinema Tarek, lugar previsto por los organizadores. Los accesos a la plaza de Beni Makada estaban cortados a la circulación, y las fuerzas de seguridad se desplegaron a los pocos minutos, rodeando a los manifestantes. En varios puntos de la plaza estaban dispuestas furgonetas policiales, camiones con mangueras de agua a presión, y perros adiestrados. Por otra parte los efectivos policiales se repartieron por las distintas terrazas cercanas a la plaza para impedir cualquier forma de difusión relativa a la manifestación (mediante cámaras de fotos y móviles, que se confiscaron a pie de plaza) y a la brutal represión que siguió.

Estaban presentes tanto hombres como mujeres y niños, jóvenes y ancianos, algunos con banderas marroquíes, cuando la policía empezó a cargar indiscriminadamente, golpeando con porras y patadas, ante la indignación de los vecinos que escuchaban a los manifestantes decirles a las fuerzas de seguridad “Somos hermanos!” mientras se les intentaba dispersar con violencia. Ante tal brutalidad, algunos participantes intentaron huir, sin éxito, al encontrarse con más antidisturbios dispuestos a golpear y a detener.


Por lo menos 16 miembros del Movimiento y de la Coordinadora fueron detenidos, y numerosos manifestantes fueron heridos. Desde la organización, se habían previsto varias oleadas de participantes, por lo que al poco tiempo se fueron uniendo más manifestantes, sumando más de 10.000 personas en la misma plaza, y varios centenares en el cercano barrio de Ben Dibane, momento en que la policía se encontró desbordada y empezó a negociar la retirada de sus efectivos y la puesta a libertad de los detenidos a cambio de la finalización de la concentración, sin éxito. Los manifestantes se mantuvieron en la plaza hasta las 20h, cuando se dio por terminada. Está prevista otra manifestación para el próximo domingo 13 de marzo.

4.3.11

Combatir el Islam a base de estereotipos *

           Dejamos atrás las manifestaciones en Marruecos, a las que volveremos, para hablar de un caso que me llamó enormemente la atención. Muchos lo conoceréis, muchos otros no, pero en cualquiera de los casos, merece la pena hacer una revisión sobre la vida de esta mujer somalí que escapó de su país natal para "liberarse" y criticar al Islam, como el culpable de todos los males de la mujer.

El caso de Ayaan Hirsi Ali lo podríamos calificar de "paternalismo desde dentro". Una mujer, nacida en Somalia en el seno de una familia opositora al dictador Mohamed Siad Barre, que un buen día huye de su casa para evitar casarse con un hombre que no ama y termina refugiándose en Holanda. En este país europeo, se enrola en la Fundación Wiardi Beckman, vinculada al Partido del Trabajo (izquierdas), pero tras desacuerdos sobre las políticas de inmigración se alía con la derecha del Partido Popular por la Libertad y la Democracia, llegando a ser diputada del Parlamento holandés entre 2003 y 2006. Es así como Hirsi Ali va configurando su ideología de oposición al Islam e inicia una particular cruzada contra la cultura musulmana, que plasmaría en el libro 'De Zoontjesfabriek'.

Hirsi Ali, que tuvo que abandonar el Parlamento tras ser acusada por la ministra de Inmigración de Holanda de haber falseado su  testimonio para pedir la nacionalidad holandesa (alegó que había huido de una guerra inventada para ser acogida como refugiada), empieza a encontrar sus primeros obstáculos mientras que inicia su particular guerra contra el Islam, cuyo más claro ejemplo es el corto que realiza junto al director Theo Van Gogh, 'Submission Part 1'.



Ya en su primera aparición en televisión califica el Islam de retrógrado y acusa al profeta Mahoma de pedófilo y empieza a recibir amenazas de muerte por parte de islamistas radicales, los mismos que tras el estreno del filme, en 2004, asesinaron en plena calle a Theo Van Gohg, director de la película, y aparece una nota en la que se dice que ella sería la próxima víctima. La situación se convierte en miedo colectivo y sus vecinos ganan un juicio para que abandonara el piso donde vivía alegando peligro de atentado por parte de los islamistas, juicio que ganan y ella se ve obligada a dejar su casa.

Es aquí donde empieza el mito de Hirsi Ali. Una fundación de ideología conservadora le ofrece refugio en Estados Unidos, que la ven como una heroína de la mujer musulmana, al lograr escapar de las ataduras de su religión, según ella misma. Así llega hasta "la mejor democracia del mundo, el mejor lugar donde vivir", según sus propias palabras, e incluso recibe el Premio a la Tolerancia -entre otros de esta índole- otorgado por la Comunidad de Madrid, en marzo de 2005, precisamente un año después de los atentados del 11 de marzo.



Sin embargo, y no sabemos muy bien si estaba dentro de su objetivo, Ayaan Hirsi Ali se convierte en símbolo de la mujer exótica musulmana, a su indudable belleza se le une su tenacidad contra el Islam y contra la "opresión" de la mujer en el Islam, un producto demasiado atractivo como para que los medios de comunicación lo pasaran por alto. Aparece en entrevistas en 'El País' en España, el empresario chileno Ricardo Román la alaba en su blog y se le dedica un capítulo en la colección de documentales 'Los horrores de Islam'. Tal es la magnitud de su presencia mediática que aparece en las revistas de moda 'Vogue' y 'Marie Claire', que se hacen eco de una mujer que ha pasado de vivir en el tercer mundo a participar en una vida de opulencia y alta costura.

En este punto, Hirsi Ali declara continuamente que "ha liberado su cuerpo del Islam" y que por ello se ha ganado el acceso a 'Vogue' e incluso añade que la idea de que el Islam es una religión de paz no tiene ningún fundamento. Pero de lo que no se da cuenta esta mujer -o sí- es que ella misma se ha convertido en el objeto real de consumo y no las ideas que defiende como mujer guapa, exótica y amante del mundo occidental, por lo que "los ojos paternalistas" la aceptan como una más.

En cuanto a la película 'Submission Part 1', la propia Hirsi Ali como guionista y el director Theo Van Gog pretenden conmover a la sociedad occidental sobre la situación de las mujeres al tiempo que ataca directamente al Islam y a Alá como culpable de su situación. 'Submission' por un lado, presenta a la mujer musulmana con todos los clichés occidentales: como objeto sexual, reprimida y sumisa, pero su mayor error es demonizar a la religión musulmana y no a quienes la interpretan a su manera y en su beneficio. De hecho, los testimonios de las mujeres que aparecen en el vídeo se sustentan en cuatro suras, precisamente las más polémicas porque históricamente han sido manipuladas para justificar el maltrato y la sumisión de las mujeres frente a los hombres. E Hirsi Ali lo hace conscientemente, obviando este detalle, por lo que el fin último del fin no es la denuncia de la violencia contra las mujeres, sino la justificación que de la violencia se hace; su elección de dichas suras demuestra que no ha indagado lo suficiente, ni los ha puesto en contexto, centrándose únicamente en estereotipos.




En este sentido, cabe citar que numerosas feministas musulmanas critican precisamente cómo durante siglos se ha utilizado el Corán por parte de clérigos conservadores que han querido abusar de la sociedad, cosa que ignora totalmente Hirsi bien sea intencionadamente o no. Así, se produce la paradoja de que, mientras ella asegura que lo que pretende es denunciar y combatir la violencia machista en su cultura de origen, lo que consigue es reforzar los estereotipos orientalistas sobre el Islam y las relaciones entre mujeres y hombres, así como fomentar el odio entre Oriente y Occidente, como lo demuestra el hecho del asesinato del director de la película a manos de islamistas radicales, los cuales no tienen justificación, pero es una muestra de cómo el filme contribuye a la violencia y al no entendimiento entre las dos culturas.





*A partir de  Antonia Navarro Tejero: “Acusaciones al Islam en tiempos de cólera: el caso de Ayaan Hirsi Ali” en Castro Borrego, Silvia y María Isabel Romero Ruiz, eds. Identidad, Migración y Cuerpo Femenino como Fuentes de Conocimiento y Transgresión.  Oviedo: KRK Ediciones, 2009. 171.180. ISBN 978.84.8367.213.6.