30.11.11

Periodismo sin corazón

Dos meses alejada de aquí. Nada que contar, supongo. Poco tiempo para contar nada. Hoy voy a contarlo a través de Helena Maleno Garzón, una de tantas personas interesantes que conocí en Tánger. La cuestión va sobre escribir con o sin corazón; sobre el periodismo frío y aséptico, al que se le presupone objetividad y la manera de escribir de cualquiera, sea periodista o no, pero Helena lo es, aunque no le guste decirlo.

El periodista no es sólo aquel que trabaja en un medio. El más puro, sería el de agencia, que lo conozco un poco. Es distante, frío en su redacción. Líneas cortas. Nada de frases subordinadas. Párrafos también cortos. No más de cinco líneas. Claridad, simplicidad y no faltar a la verdad. Nada en contra de todo esto, pero al final todos terminamos escribiendo igual si seguimos tales reglas.

Y ahí está este nuevo periodismo. Helena, desde su plataforma de Pandoras Invisibles en Periodismo Humano, hace el periodismo que muchos de nosotros querríamos hacer. En los periódicos y agencias sigue habiendo gente a la que le gustaría contar las cosas como ella las cuenta, pero algunos trabajan en bares o no trabajan y otros, donde están, simplemente no les dejan. "No es lo correcto". "No es lo aprendido en la escuela". Es algo asumido, interiorizado de tal manera, que parece una opción propia a la hora de escribir noticias. Es el periodismo que nos enseñan, y el otro es el que aprende cada uno por su cuenta, o no se aprende.

Tras su indignación por el relato aséptico de Efe, Helena parió el dolor que le causa la muerte de personas, a ella y a muchos de nosotros.

Así lo contó Efe:

Almería, 29 nov (EFE).- Un operativo con medios marroquíes y europeos ha rescatado hoy en aguas de Marruecos a 93 personas de dos embarcaciones, una de las cuales se encontraba casi hundida, y en la que ha habido al menos tres muertos, ha informado Salvamento Marítimo en un comunicado.
El operativo de rescate se puso en marcha tras recibir las autoridades marroquíes el aviso de que una embarcación había sufrido un pinchazo al chocar contra una piedra, y de que podría haber varios desaparecidos.
Según la información recibida, la lancha había salido desde la ensenada de Betoya y estaba todavía junto a la costa marroquí.
El Centro de Salvamento en Rabat asumió la coordinación del rescate, al encontrarse la embarcación en aguas territoriales, aunque desde Salvamento Marítimo se ofreció colaboración para que medios españoles y un avión italiano de la operación Indalo acudieran a la zona para participar en el operativo.
De este modo, se envió a la zona a la embarcación "Salvamar Alcor", así como el avión italiano, que localizó la embarcación con los neumáticos pinchados y casi hundida en las inmediaciones de la costa marroquí, han precisado desde el servicio dependiente del Ministerio de Fomento.
La patrullera marroquí desplazada por el centro de salvamento en Rabat fue la primera en llegar a la zona y rescatar a los supervivientes, un total de 52 personas, así como tres cadáveres, dos de los cuales fueron localizados por la "Salvamar Alcor".
Durante la búsqueda se conoció, también a través de informaciones procedentes de Marruecos, que una segunda embarcación había salido en la madrugada de ayer desde la misma zona.
La embarcación "Río Miño" de la Guardia Civil consiguió localizar esta segunda lancha, con 41 personas a bordo, en aguas marroquíes.
Finalmente fueron embarcadas en otra patrullera marroquí que se había desplazado a la zona para su traslado a Marruecos. EFE
 
Y así lo cuenta Helena Maleno y Perriodismo Humano:
AYER MURIERON PERSONAS



¿Será que escribo con el corazón o con las entrañas?. Hecho políticamente incorrecto. ¿Será que me da por saco la asepsia y la objetividad de la profesión periodística?, abanderada cuando interesa. ¿Será que estoy ovulando o tal vez con el síndrome premenstrual?, como diría nuestra tradición machista.

No sé lo que será, pero la nota de EFE y EUROPAPRESS sobre el accidente de la patera de ayer ha hecho que salga de mi desconsuelo absoluto, de mis llantos interminables, para situarme en la rabia más tremenda, que descargo contra un sistema, el nuestro, que está podrido.

La patera salió de costas marroquíes entre las tres y media y cuatro de la madrugada del día 29 de noviembre. Para dar más datos y cifras, que siempre a los medios les gusta conocer, iban en ella diez bebés con sus mamás, cuatro embarazadas y cinco “solteras”, como los africanos llaman a las mujeres que van solas. El resto eran hombres.  Un total de aproximadamente sesenta personas.
Eso es lo que quiero remarcar, la palabra personas. Venidas de sitios muy diferentes, desde Nigeria, Congo, Camerún, Mali, pero sobre todo personas.

Hacia las cinco de la madrugada se dieron cuenta de que algo iba mal, la lancha estaba pinchada, debido al golpe con una roca. Llamaron a tierra, a un familiar, pedían socorro, eran conscientes de que estaban muy cerca de la costa marroquí, así que llamaron a la Marina de Marruecos.
A las nueve de la mañana y desesperados porque no obtenían respuesta de las autoridades marroquíes llamaron a Salvamento Marítimo en España.

“Sí, sí, decía uno de los familiares, si están al lado de Alhucemas, si ven las casas y los coches, pero es que los marroquíes no van a ir a buscarles, les llamamos a las cinco y nada. Alguien tiene que ir, que alguien haga algo y lo haga rápido, porque ha habido muertos, y están desesperados”
El “problema” era precisamente ése, que estaban en aguas marroquíes y que para que Salvamento pudiese actuar necesitaba el permiso de las autoridades de Marruecos.

Paradójicamente, desde el mes de julio está activa en aguas de la zona la Operación Indalo, un operativo policial coordinado por el Frontex o Agencia Europea para la gestión de la cooperación operativa en las fronteras exteriores de los Estados miembros de la Unión Europea. Uno de los objetivos principales de esta operación es recabar información para acabar con la entrada de inmigrantes, aunque también señalan que ellos salvan vidas, evitando el número excesivo de pateras. En esta operación además participan agentes marroquíes junto a otros de varias nacionalidades de la Unión Europea.

Pero ayer los dispositivos de coordinación parecían ir lentos y conseguir un permiso para entrar en aguas marroquíes, a pesar de las operaciones conjuntas y las buenas relaciones, toma tiempo.
Hacia las dos de la tarde, hora marroquí, la Salvamar Alcor llegó hasta el lugar donde se encontraba la zodiac, ya semihundida, pero unos minutos antes había llegado una patrullera marroquí,  que procedió al rescate de los supervivientes y de algunos cadáveres.

El tiempo que va desde las cinco de la madrugada hasta las dos de la tarde lo pasaron en la zodiac pidiendo auxilio, en contacto permanente con un móvil marroquí, que tenía cobertura porque estaban muy cerca de la costa.
“Vamos a morir, estamos sin motor, lo hemos tirado para evitar que el peso haga entrar más agua en la barca”.
“Hay gente sin chalecos salvavidas, ¿cuántos minutos van a tardar en rescatarnos?”
“¿Oyes?, ¿oyes cómo llora?. Es uno de los bebes, tiene tres meses. Las primeras que caen al agua son las mujeres y los niños, no tienen tanta fuerza”
“Hay gente muerta y más gente que va a morir, la barca está casi hundida… Estamos muy cerca de la costa, vemos las casas, vemos los coches, ¿porqué no viene nadie a buscarnos?”
Tras el rescate, producido nueve horas después de la primera llamada de auxilio, el teléfono de los rescatados dejó de estar operativo.

“No sabemos nada de ellos, nadie ha llamado. Normalmente esconden los teléfonos porque la policía marroquí se los quita. Estamos esperando que los deporten a la frontera de Argelia. Cuando los deporten podremos saber quiénes son los fallecidos. Normalmente lo hacen rápido porque no los tienen mucho tiempo en comisaría. Allí no hay asistencia médica, ni casi comida, así que pronto los enviarán al desierto”, declara un camerunés, familiar de una de las personas de la embarcación.
Ayer los dispositivos no funcionaron, la coordinación entre los dos países fue deficitaria, la operación Índalo fue un fracaso, y sólo tengo que destacar la impresionante labor del equipo de Salvamento Marítimo de Almería, dejándose la piel en cada rescate, trabajando más allá de las fronteras, allá donde se encuentran las personas.