4.3.11

Combatir el Islam a base de estereotipos *

           Dejamos atrás las manifestaciones en Marruecos, a las que volveremos, para hablar de un caso que me llamó enormemente la atención. Muchos lo conoceréis, muchos otros no, pero en cualquiera de los casos, merece la pena hacer una revisión sobre la vida de esta mujer somalí que escapó de su país natal para "liberarse" y criticar al Islam, como el culpable de todos los males de la mujer.

El caso de Ayaan Hirsi Ali lo podríamos calificar de "paternalismo desde dentro". Una mujer, nacida en Somalia en el seno de una familia opositora al dictador Mohamed Siad Barre, que un buen día huye de su casa para evitar casarse con un hombre que no ama y termina refugiándose en Holanda. En este país europeo, se enrola en la Fundación Wiardi Beckman, vinculada al Partido del Trabajo (izquierdas), pero tras desacuerdos sobre las políticas de inmigración se alía con la derecha del Partido Popular por la Libertad y la Democracia, llegando a ser diputada del Parlamento holandés entre 2003 y 2006. Es así como Hirsi Ali va configurando su ideología de oposición al Islam e inicia una particular cruzada contra la cultura musulmana, que plasmaría en el libro 'De Zoontjesfabriek'.

Hirsi Ali, que tuvo que abandonar el Parlamento tras ser acusada por la ministra de Inmigración de Holanda de haber falseado su  testimonio para pedir la nacionalidad holandesa (alegó que había huido de una guerra inventada para ser acogida como refugiada), empieza a encontrar sus primeros obstáculos mientras que inicia su particular guerra contra el Islam, cuyo más claro ejemplo es el corto que realiza junto al director Theo Van Gogh, 'Submission Part 1'.



Ya en su primera aparición en televisión califica el Islam de retrógrado y acusa al profeta Mahoma de pedófilo y empieza a recibir amenazas de muerte por parte de islamistas radicales, los mismos que tras el estreno del filme, en 2004, asesinaron en plena calle a Theo Van Gohg, director de la película, y aparece una nota en la que se dice que ella sería la próxima víctima. La situación se convierte en miedo colectivo y sus vecinos ganan un juicio para que abandonara el piso donde vivía alegando peligro de atentado por parte de los islamistas, juicio que ganan y ella se ve obligada a dejar su casa.

Es aquí donde empieza el mito de Hirsi Ali. Una fundación de ideología conservadora le ofrece refugio en Estados Unidos, que la ven como una heroína de la mujer musulmana, al lograr escapar de las ataduras de su religión, según ella misma. Así llega hasta "la mejor democracia del mundo, el mejor lugar donde vivir", según sus propias palabras, e incluso recibe el Premio a la Tolerancia -entre otros de esta índole- otorgado por la Comunidad de Madrid, en marzo de 2005, precisamente un año después de los atentados del 11 de marzo.



Sin embargo, y no sabemos muy bien si estaba dentro de su objetivo, Ayaan Hirsi Ali se convierte en símbolo de la mujer exótica musulmana, a su indudable belleza se le une su tenacidad contra el Islam y contra la "opresión" de la mujer en el Islam, un producto demasiado atractivo como para que los medios de comunicación lo pasaran por alto. Aparece en entrevistas en 'El País' en España, el empresario chileno Ricardo Román la alaba en su blog y se le dedica un capítulo en la colección de documentales 'Los horrores de Islam'. Tal es la magnitud de su presencia mediática que aparece en las revistas de moda 'Vogue' y 'Marie Claire', que se hacen eco de una mujer que ha pasado de vivir en el tercer mundo a participar en una vida de opulencia y alta costura.

En este punto, Hirsi Ali declara continuamente que "ha liberado su cuerpo del Islam" y que por ello se ha ganado el acceso a 'Vogue' e incluso añade que la idea de que el Islam es una religión de paz no tiene ningún fundamento. Pero de lo que no se da cuenta esta mujer -o sí- es que ella misma se ha convertido en el objeto real de consumo y no las ideas que defiende como mujer guapa, exótica y amante del mundo occidental, por lo que "los ojos paternalistas" la aceptan como una más.

En cuanto a la película 'Submission Part 1', la propia Hirsi Ali como guionista y el director Theo Van Gog pretenden conmover a la sociedad occidental sobre la situación de las mujeres al tiempo que ataca directamente al Islam y a Alá como culpable de su situación. 'Submission' por un lado, presenta a la mujer musulmana con todos los clichés occidentales: como objeto sexual, reprimida y sumisa, pero su mayor error es demonizar a la religión musulmana y no a quienes la interpretan a su manera y en su beneficio. De hecho, los testimonios de las mujeres que aparecen en el vídeo se sustentan en cuatro suras, precisamente las más polémicas porque históricamente han sido manipuladas para justificar el maltrato y la sumisión de las mujeres frente a los hombres. E Hirsi Ali lo hace conscientemente, obviando este detalle, por lo que el fin último del fin no es la denuncia de la violencia contra las mujeres, sino la justificación que de la violencia se hace; su elección de dichas suras demuestra que no ha indagado lo suficiente, ni los ha puesto en contexto, centrándose únicamente en estereotipos.




En este sentido, cabe citar que numerosas feministas musulmanas critican precisamente cómo durante siglos se ha utilizado el Corán por parte de clérigos conservadores que han querido abusar de la sociedad, cosa que ignora totalmente Hirsi bien sea intencionadamente o no. Así, se produce la paradoja de que, mientras ella asegura que lo que pretende es denunciar y combatir la violencia machista en su cultura de origen, lo que consigue es reforzar los estereotipos orientalistas sobre el Islam y las relaciones entre mujeres y hombres, así como fomentar el odio entre Oriente y Occidente, como lo demuestra el hecho del asesinato del director de la película a manos de islamistas radicales, los cuales no tienen justificación, pero es una muestra de cómo el filme contribuye a la violencia y al no entendimiento entre las dos culturas.





*A partir de  Antonia Navarro Tejero: “Acusaciones al Islam en tiempos de cólera: el caso de Ayaan Hirsi Ali” en Castro Borrego, Silvia y María Isabel Romero Ruiz, eds. Identidad, Migración y Cuerpo Femenino como Fuentes de Conocimiento y Transgresión.  Oviedo: KRK Ediciones, 2009. 171.180. ISBN 978.84.8367.213.6.

3 comentarios:

Rabie Takassa dijo...

Me ha gustado el artículo,esta mujer es una mercenaria y una sinverguenza que no sabe absolutamente nada del Islam,creo que has estado en Marruecos y has visto como viven las mujeres,creo que no estarás de acuerdo con esta tía que utilizó el Islam a su manera para llegar a la fama...

Maribel dijo...

Mi opinión, así en general, es que no se es más libre por llevar o no el velo. Y que cada mujer puede decir el grado de libertad que quiere y al que aspira. Sé cómo viven las mujeres en Marruecos, y no es tan mal como se pinta, aunque también hay muchas cosas que deberían mejorar. Pero eso no es culpa del Islam o de los hombres ni las mujeres, es algo social.

Mira ¿cómo era el tema de la mujer en España hace 30 años, 40 o 50? Incluso, todavía hoy hay muchas cosas que mejorar y nuestra sociedad -la española-sigue siendo muy machista en ciertas cosas.

Anónimo dijo...

"acusa al profeta Mahoma de pedófilo"

--> yo también lo acusaría hijo,
es que es ridículo y una falta de respeto hacia la infancia.

Esa chica hizo con un par de huevos lo que en somalia no se le permitió hacer, HUYÓ, y para huír tienes que dar documentación falsa y decir mentiras para q no te repatríen. Así q la defiendo en todo.
y no está hablando de Marruecos, donde seguramente estaría mejor q en somalia...