9.5.12

Trabajos que no volverán

A través de Facebook llegué a un artículo de Noam Chomsky. No estaba traducido por lo que me tuve que servir de 'wordreference.com' -para mí el mejor diccionario on line que existe y el más completo: conjugación de verbos, definiciones...- y el no tan excelente -pero resultón- traductor de Google. El artículo se llama 'Jobs aren't coming back' (hasta donde mi inglés entiende, es algo así como 'Trabajos que no volverán' o 'Los trabajos no volverán'). De todo el interesantísimo y extenso artículo me quedo con:

So, for example, Fed Chairman Alan Greenspan, at the time when he was still “Saint Alan” — hailed by the economics profession as one of the greatest economists of all time (this was before the crash for which he was substantially responsible) — was testifying to Congress in the Clinton years, and he explained the wonders of the great economy that he was supervising. He said a lot of its success was based substantially on what he called “growing worker insecurity.” If working people are insecure, if they’re part of the precariat, living precarious existences, they’re not going to make demands, they’re not going to try to get better wages, they won’t get improved benefits. We can kick ’em out, if we don’t need ’em. And that’s what’s called a “healthy” economy, technically speaking. And he was highly praised for this, greatly admired.

Que podríamos resumirlo (y traducirlo) en esas líneas que he puesto en negrita: "Si los trabajadores están inseguros, si forman parte del 'precariado', viviendo existencias precarias, no tendrán (harán) exigencias, no intentarán tener mejores sueldos y no conseguirán mejorar sus beneficios (...) y esto es lo que llamamos una economía saneada".

Es lo que se llama también miedo. En su artículo, Chomsky califica el movimiento Occupy Wall Street como algo "histórico" y necesario. Al mismo tiempo, y siguiendo la línea del miedo. Chomsky habla de "la desesperanza y la desesperación" en la que está sumidad la sociedad estadounidense actual, y la europea, podríamos añadir. Para el pensador, este pesimismo es lo que diferencia esta crisis iniciada en 2008, marcada por la crisis financiera, de la Gran Depresión de 1929 y los años 30. Así, asegura que los niveles económicos y de desempleo eran prácticamente los mismos, pero la gente se mostraba "segura" y confiada en que las cosas irían mejor.

Yo no vivo en EE UU, pero aquí en España, un país autoconsiderado optimista y alegre -'de pandereta'- el optimismo hace mucho que para muchos dejó de contar. Yo, personalmente, detesto los optimistas radicales. Reniego del pesimismo en todas sus formas, pero también del optimismo a toda costa. Hay que ser realistas, y, como en todo, cada uno cuenta la feria según le ha ido. Yo, sin entrar en más detalles, puedo decir que a mis 31 años, ya he vivido tiempos mejores por lo que "casi cualquier tiempo pasado fue mejor". En cada historia, hay mucho de personal y único, y otro tanto, bastante, de generalidad. En mi caso, pude cometer severos errores, que achaco a la juventud, la inexperiencia o la sobrevaloración, pero otros tantos son fallos del sistema. Contratos temporales, 'falsos' contratos como becaria durante un año... en todo caso, ¿dónde está el límite? ¿Todo vale por un puesto de trabajo? ¿Hasta soportar incipientes mobbings? "No debes arrepentirte de nada, muchos son los que se callan, está bien que por fin alguien no se calle y diga las cosas como son...", claro la gente con miedo, se calla. Los que no tienen miedo pierden sus trabajos...


Así, tras un paso largo por el extranjero, nos encontramos en pleno año 2010 teniendo que buscar un trabajo de periodista en España. Se pasa 2010 y 2011 y no surge nada, alguna entrevista o ni siquiera eso. Es el momento de buscar otras salidas porque la realidad apremia y porque las ganas se esfumaron en un país llamado Marruecos. Amo el periodismo al tiempo que lo detesto. Máster, cursos, exámenes. Y aquí estamos, yendo los martes y jueves a una academia para enseñar francés.

¿Quién dijo miedo?

Renovarse o morir. ¿Renovarse es tirar la toalla? ¿O coger la vía más rápida hacia otro (el mismo) destino?

No tener miedo. No caer en el pesimismo: pero todos caemos, día a día, y nos infravaloramos y nos arrepentimos de aquello que hicimos o del dinero que gastamos viajando y haciendo cursos de idiomas... Volviendo a casa de los padres, la cuenta en números rojos, bajo cero, el coche sin seguro y sin haber pasado la ITV, mientras, todos los amigos, los más parecidos a ti, viven en otras ciudades en otros países.

Pero hay que ser optimista. Sin pasarse, eso sí. Es una falta de consideración hacia quienes lo están pasando verdaderamente mal, y somos (son) muchos. Para mí, el periodismo es uno de esos oficios que no volverán.

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