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En Tánger todo eran preguntas,
horas muertas, relojes abandonados.
En Tánger todo eran deseos,
extrañas palabras y ruidos desahuciados.
En Tánger todo eran casas rotas,
espejos callados,
mujeres hambrientas
y mesas repletas.
En Tánger, la tarde no existía,
la noche borracha.
Todo eran amaneceres ocultos,
sueños rotos,
esperanzas abiertas.
En Tánger la felicidad no existía.
La soledad reinaba.
El sol huía
y el mar se escapaba.
La risa temblaba,
La risa
no reía.
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Tánger octubre de 2009. En la imagen, Tánger, el Estrecho y al fondo España, Andalucía.
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